En el profundo rincón de nuestro ser, reside un ser especial y maravilloso: nuestro Niño Interior.
Este ser encantador es la esencia pura de nuestra niñez, la chispa de la inocencia y la creatividad que una vez nos acompañó en cada paso de nuestro viaje. A lo largo de los años, nuestro Niño Interior ha experimentado alegrías y también ha conocido heridas y desafíos.
El Niño Interior es la parte de nosotros que alberga nuestras emociones más vulnerables, aquellas que nos impactaron en nuestra infancia y que dejaron huellas en nuestra percepción del mundo y en la forma en que nos relacionamos con él. Las experiencias difíciles o traumáticas pueden haber dejado cicatrices que todavía afectan nuestra vida adulta.
Sanar al Niño Interior es un acto de amor y compasión hacia nosotros mismos. Es la decisión consciente de abrazar a ese niño herido que aún vive dentro de nosotros y demos la seguridad, el apoyo y la protección que necesita para sanar y florecer. El proceso de sanación del Niño Interior nos permite liberar patrones de comportamiento limitantes, miedos arraigados y bloqueos emocionales que nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial.
Aquí es donde el Reiki se convierte en un aliado poderoso en el camino de sanación del Niño Interior. Esta maravillosa práctica de sanación energética nos permite acceder a un flujo de energía universal amorosa y curativa, capaz de traspasar las barreras del tiempo y el espacio. Al aplicar Reiki en esta área delicada de nuestro ser, podemos liberar bloqueos emocionales y energéticos, y reestablecer la armonía en nuestro interior.
El proceso de sanación del Niño Interior con Reiki puede ser conmovedor y transformador. Aquí hay una guía para empezar:
1. Espacio Seguro: Encuentra un lugar tranquilo donde puedas relajarte sin interrupciones. Siéntate o recuéstate cómodamente.
2. Respiración y Meditación: Inicia con respiraciones profundas para calmar tu mente y cuerpo. Luego, cierra los ojos e invita a tu Niño Interior a que se manifieste en tu conciencia.
3. Visualización: Imagina a tu Niño Interior frente a ti. Puede ser una versión de ti mismo cuando eras niño/a o una representación simbólica de tu esencia infantil.
4. Aplicación de Reiki: Imagina que tus manos se llenan de energía Reiki y colócalas con delicadeza sobre tu Niño Interior. Siente cómo la energía amorosa fluye a través de ti, envolviéndolo/a con cariño y sanación. Puedes acompañar esta práctica con el símbolo del "Tiempo y Distancia" , para enfocarte en enviar sanación dirigida a aquellos momentos que dejaron marca en tu niñez, también con el símbolo "Mental-Emocional", para liberar las emociones atrapadas y los bloqueos energéticos.
5. Diálogo Interno: Habla con tu Niño Interior con amor y comprensión. Hazle saber que estás allí para apoyarlo/a y que lo aceptas tal como es. Si es necesario, dile que estás dispuesto/a a liberar cualquier dolor o herida que aún cargues.
6. Amor Incondicional: Cultiva una profunda sensación de amor incondicional hacia tu Niño Interior. Permítele sentir esa ternura y aprecio que siempre mereció.
7. Agradecimiento: Agradece a tu Niño Interior por su valentía y fortaleza a lo largo de los años. Expresa gratitud por esta conexión sanadora.
8. Cierre: Concluye la sesión de Reiki agradeciendo a la energía curativa por su presencia y reafirmando tu compromiso de seguir sanando y apoyando a tu Niño Interior en el futuro.
Recuerda que el proceso de sanación del Niño Interior puede llevar tiempo y suficiente paciencia. Sé amable contigo mismo/ay permite que esta hermosa práctica de Reiki te acompañe en tu camino de amoroso autocuidado y crecimiento personal.
¡Honra y abraza a tu Niño Interior, y permite que el Reiki sea la guía que te lleve hacia una vida más plena y armoniosa!
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